A veces, incluso para una persona tan habladora y creo que de fácil expresión como yo, nos asalta alguna vez ese momento, situación o emoción en la que nos quedamos sin palabras, o en las que de golpe, perdemos esa fluidez en nuestra comunicación. Este post es una de esas veces…

Todas las bodas son diferentes, eso es más que evidente, aunque más de una pareja quiera rizar el rizo e intentar que la suya sea la mejor del mundo mundial, cayendo en infinidad de tópicos, estereotipos y costumbres de estas celebraciones, cuando no se dan cuenta de que tienen que ser ellos mismos y tratar de darle personalidad a un evento que les marcará para siempre.

Por varios motivos, aunque a nivel de books y retratos si tengo bastantes clientes del colectivo de gays/lesbianas, aún no había realizado unas fotografías de boda a una pareja del mismo sexo, son las cosas del destino, coincidencias de fechas, etc. que han hecho que tardase un poco en poder hacer la primera, pero que tenía claro que la afrontaría con unas fotos totalmente distintas a las de una pareja digamos «convencional»

El destino ha querido que esta «Primera vez» haya tenido de protagonista principal a alguien a quien tengo mucho aprecio, alguien especial y que ha compartido bastantes momentos a mi lado (Chicas… tranquilas, no es mi ex novio jajaja)

Se trata de Gregorio, Grego para mi y creo que para todos sus mejores amigos. Vino un día hace ya unos añitos a mi estudio pidiendo trabajo y se quedó una buena temporada a trabajar. Muchas horas juntos, de cotilleos, de retoque de imágenes y de soportar como asistente de bodas a mucho mal educado insensible y a pesados y pesadas que le intentaban regatear el precio de las fotos. Nos unen muchas cosas, Madonna, el gusto por lo bueno, la perfección en el trabajo, la falta del sentido del ridículo, nuestro humor ácido que solo entienden los que son como nosotros, la facilidad para darle al pico (Manu se desespera…) y  también, como no… el gusto por la fotografía. Grego es una persona sensible, divertida, y a parte de todo eso, un gran artista, que si su estabilidad emocional lo deja, llegará alto seguro. Por todo eso y más, esta sesión ha sido distinta, creo que plasma su personalidad y su complicidad con su ya marido Manu (Un gran tipo también…)

Fue un rato divertido el que pasamos realizando las fotografías  y espero que os gusten a todos los que visitáis este blog. A Grego solo decirle que espero de corazón que sea muy feliz al lado de Manu, que me alegro de que haya comprobado en sus propias carnes las histerias, emociones y nervios de antes y durante la boda, y que haya podido vivir como protagonista lo que tantas veces vivió a mi lado a través desde nuestras cámaras. Muchas felicidades.