autoretrato

 

Ahora que están tan de moda entre el público los llamados «selfies» con su no menos surrealista palito a juego, quise rendir homenaje a lo que siempre se ha llamado autoretrato. Si, el selfie del siglo XIX y del siglo XX, por no meterme en el mundo de la pintura y retroceder aún más. ¿Os imagináis a Rembrandt haciéndose un selfie con un palito horroroso que sujetara sus pinceles? ¿Donde están esos momentos de poner la cámara en cualquier lugar medio estable, apretar la opción de autodisparador y salir corriendo a poner buena cara en menos de 10 segundos, que era lo que tardaba la cámara en disparar? ¿Y la no menos bonita costumbre de pedirle a alguien que merodee  por el lugar, que por favor nos haga una fotografía (Yo tuve una novia gracias a eso…) fomentando así las relaciones humanas?

Aunque no lo parezca, hasta para hacerse un autoretrato/selfie hay que tener arte, saber que buscas, un encuadre meditado, una buena iluminación, y por supuesto… que no se vea el brazo totalmente estirado como si fuese el del inspector Gadget o peor aún, sacar el ya famoso palito y alzar la cámara/móvil hasta casi la estratosfera para sacar nuestra cara si, pero con una distorsión que nos hace un flaco favor (Además de sacar todo el suelo y su porquería claro…)

No fue nada fácil hacerla, manteniendo además en perfecto equilibrio en mi cabeza esa reliquia a la que le tengo tanto cariño y que me regaló un cliente hace años, evitando así que la pobre, acabase en la basura.

Espero que os guste, el como la hice me lo guardo para mi, pero no usé ni trípode ni ningún artilugio especial fotográfico, además… tiene un mensaje secreto, esta cámara y yo compartimos edad (Año arriba, año abajo, a los entendidos no les hacen falta más datos…) y aún funciona como la seda…